2 Domingos

La carta del Papa Juan Pablo II sobre el trabajo laboral en latín Laborem Exercens dice que: El trabajo es un bien del hombre porque no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que a través de el se realiza a sí mismo como hombre. El trabajo es una condición para hacer posible la fundación de una familia, condicionando a su vez todo el proceso de educación dentro de ella. Si anteponemos el hombre al capital, los medios de producción serían solo un instrumento para vivir mejor en comunidad. Bajo estas premisas podríamos disminuir la semana laboral a 4 días hábiles, dejando al lunes como feriado o como segundo domingo, en vez de dos días de descanso tendremos 3, lo que significará un aumento en otro tipo de bienes y servicios como el turismo, el deporte, el ocio, el juego, la literatura, los hobbis, lo que generará otros rubros y medios de subsistencia, la vida sería mas llevadera, y habría mas tiempo para la hominización del ser humano, esto es para volvernos mas humanos, para pensar, estudiar, meditar, filosofar, para estar en familia, con amigos, con colegas, claro que están lo que no saben hacer con el tiempo libre, pero esta es otra cuestión. Porque lo que estamos discutiendo aquí es como hacer para que las riquezas estén mejor distribuidas, para así erradicar de una vez por todas la pobreza. Hoy en día el que maneja el capital es el que maneja no solo el salario, sino el horario de trabajo. Trabajar para vivir y no vivir para trabajar, esto no es la lógica del vago, sino un nuevo planteo para crear nuevas formas de convivencia a escala global que distribuyan mejor las riquezas; esta comprobado que si esta fuese mas igualitaria la jornada laboral disminuiría adaptándose a las necesidades reales, no a las creadas, pero la concentración del capital necesita de la explotación y de la alienación, y la ambición necesita de la esclavitud, por eso cuanto mas horas ocupada este la gente menos se va a poner a pensar, a decir basta, a decir no. La humanidad ha cambiado y si no nos adaptamos a los cambios nos extinguiremos. Cuando Tomas Moro en 1516 escribió en su famosa Utopía que la jornada laboral era de 8 horas parecía una locura y hoy día es realidad.

Pablo Martín Gallero

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