En el neoliberalismo, como en todo momento primitivo, el ser humano se motiva por tres necesidades básicas: comer, coger y dormir. Estas necesidades, que compartimos con los animales, se han convertido en el eje central de muchas decisiones humanas, especialmente en un sistema que fomenta el individualismo y la competición exacerbada. Como si fuese un animal, el ser humano parece arrastrarse por el lodo de sus instintos, olvidando que lo que realmente lo diferencia de otras especies es su capacidad para reflexionar, trascender y construir una vida con significado más allá de lo instintivo. John Stuart Mill expresaba esta idea al afirmar: “Prefiero ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho”, aludiendo a que el bienestar humano no puede reducirse a la mera satisfacción de los impulsos más básicos. Sin embargo, en los sistemas políticos actuales, dominados por las narrativas que los más ricos generan para legitimar un orden social desigual, se fomenta el individualismo y se...
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