La cadena de la deuda
Llevamos la deuda externa a nuestras espaldas como el pecado original, aunque ambos son interpretaciones de una época y lugar, determinan nuestra condición, cultura y tradición. Negarlos sería rebelarse contra el orden establecido, por eso andamos cargando orgullosos con las cruces que encontramos, cumplimos con nuestro deber ciudadano y cristiano, vamos con la frente en alto aunque arrodillados. Ambos son dogmas indiscutibles, con el primero hay que bautizarse y con el segundo hay que pagar, ambos apelan al yugo suave y a la sumisión, ambos fueron fundados para una supuesta salvación. Pero dejemos el pecado original de lado ya que es otro cantar. Centrémonos en las deudas externas de los países que sueñan vivir en el desarrollo. La abundancia de riqueza de algunos países hizo que se derrame en préstamos a otros que luego los devolverían pagando los intereses correspondientes. Cuando pedimos prestado algo tenemos que devolverlo, todos sabemos esto. El problema esta cuando un pequeño grupo, en nombre de muchos que dicen representar pide un préstamo que supuestamente beneficiaría a esta mayoría pero que luego desaparece como las personas que desaparecían en la dictadura, aunque hoy sabemos lo que les paso a esas personas y con el dinero prestado, todavía no hacemos justicia. Si los dogmas están hechos para ser obedecidos y las deudas para ser pagadas, el espíritu esta para rebelarse de las injusticias, de las mentiras. Los préstamos legitimaron la dictadura, sirvieron para la especulación financiera, para la fuga de capitales, nos tiraban los petrodólares con anzuelos y redes para atraparnos en la pobreza e ignorancia. Años atrás fue el color de piel, hoy son los altos intereses, pero la esclavitud sigue vigente, si nuestro artículos 16 dice que por pisar este territorio los esclavos dejan de serlo, sería mejor que diga la verdad, que por pisar este suelo le corresponde pagar el diezmo al imperio. Donde criticar dogmas es ser hereje y donde dejar morir a niños de hambre es ser justo y obrar con derecho, es importante quitarnos las vigas en el ojo para poder ver la realidad y obrar en consecuencia. Cristo pateó la mesa de los usureros cambistas, desafió a la iglesia de su tiempo, esto le costo la vida, lo llamaron borracho, blasfemo, glotón y charlatán, amigo de la gentuza, porque siempre cuando alguien critique un orden injusto, los que viven bien gracias a el, saldrán a denigrarlo.
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