Inquilinos del planeta / Tenants of the planet


Inquilinos del planeta
Una reflexión se puede sacar del tsunami catastrófico que sufrió el pueblo japonés, que no somos señores de la naturaleza solo sus inquilinos, que es una dama que debemos respetar y cuidar para que no se desate su ira. Japón es un país del primer mundo, bien organizado, con mucha tecnología, pueblo de espíritu estoico y de una gran previsión, pero cuando pasa semejante infortunio nadie está preparado. El calentamiento global ya es un fenómeno conocido por la mayoría de  los habitantes del planeta, como las consecuencias que podría acarrear, la diferencia con lo que pasó en Japón es que podemos prever sus efectos;  la naturaleza es una acreedora con poca paciencia que gusta de cobrar sus deudas. Es ilustrativo el ejemplo de  la rana que si cae en agua caliente huira saltando, pero si cae en agua fría que va calentándose gradualmente hasta su ebullición morirá hervida, sin darse cuenta de los cambios de temperatura. La supervivencia es producto de la adaptación, pero cuando los cambios del medio ambiente son rápidos la adaptación debe seguir el ritmo, pues si no se corre peligro. Hoy el efecto invernadero exige nuestra atención, para que no terminemos como la rana, de nuestra voluntad depende, quizá deberemos vivir en un progreso más poético que científico, más humano que tecnológico, más natural que artificial, más austero  que derrochador, ya que la felicidad no depende de esto, pero si nuestra supervivencia.

 Tenants of the planet
A reflection can extract of the catastrophic tsunami that the Japanese people suffered, that we are not masters of the nature alone his tenants, that she is a lady that we must respect and take care in order that his ire does not come untied. Japan is a country of the first world, organized well, with many technology, people of stoic spirit and of a great forecast, but when similar mishap happens nobody is prepared. The global warming already is a phenomenon known by the majority of the inhabitants of the planet, as the consequences that it might transport, the difference with what it happened in Japan is that we can foresee his effects; the nature is a creditor with few patience that pleases to receive his debts.There is illustrative the example of the frog that if it falls in warm water escape jumping, but if it falls down in cold water that goes warming up gradually up to his boiling she will die boiled, without realizing the changes of temperature. The survival is a product of the adjustment, but when the changes of the environment are rapid the adjustment must follow the pace, so if one does not run risk. Today the greenhouse effect demands our attention, in order that we do not end as the frog, on our will it depends, probably we will have to live in a progress more poetical than scientific, more human than technological, more natural than artificial, more austere than wasteful, since the happiness does not depend on this, but if our survival.

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