Ley de lemas
Repasemos un poco la historia, nunca viene mal. En aquel entonces cuando el gobernador Carlos Rovira, logró impulsar la convocatoria a una Convención Constituyente que reformará un único artículo de la Constitución provincial: el que le prohíbe presentarse como candidato en las elecciones del próximo año; para imponer su reelección en forma indefinida. Los legisladores aprobaron la ley en momentos que Argentina disputaba el partido con Alemania por el pase a cuartos de final del campeonato mundial. A esa hora la ciudad estaba desierta, ya que el Gobierno autorizó a los empleados públicos a salir de sus trabajos a las 11 para que pudieran ver el partido. En aquella misma sesión, el oficialismo aprobó volver a la polémica Ley de Lemas para los cargos municipales. En las elecciones para ver si volvíamos al feudalismo, el oficialismo había gastado "más de 60 millones de pesos" durante la campaña. Ningún constituyente del rovirismo la desmintió. Para el diputado provincial Jorge Galeano, del MAP, dijo que si se cuentan los fondos que la Nación envió a Misiones los días previos a los comicios para elegir convencionales constituyentes, aquella suma ascendería a los 100 millones de pesos. "Y todo eso para obtener 190 mil votos. O sea que gastaron 500 pesos por voto", reflexionó el legislador. Mientras en la provincia la pobreza, como un buitre, sigue comiendo el estomago y el cerebro de miles de niños...esperemos que la gente aprenda y que no se deje engañar otra vez", sugirió Piña, pero parece que no aprendemos mas. En las elecciones del 28 de octubre próximo en Misiones habrá 18.000 candidatos en representación de 1949 sublemas, que fueron inscriptos en la Justicia de acuerdo con el sistema de lemas. Es decir, un candidato por cada 36 votantes. Los sublemas fueron inscriptos para participar en las elecciones en los 75 municipios de la provincia. Para dar un ejemplo en Posadas cada boleta llevará impresos 67 nombres; medirá 9 centímetros de alto por 57 de largo. Los 257 lemas anotados en esta capital requerirá algo así como 65 pupitres en un aula común, la que generalmente mide siete metros cuadrados, además de los espacios previstos para que el ciudadano pueda caminar en busca del voto de su preferencia. Si algún ciudadano denuncia que no encontró la boleta buscada, el acto electoral debe suspenderse inmediatamente. Las autoridades de mesa con los fiscales partidarios están obligadas a ingresar en el cuarto hasta reponer la boleta faltante, lo cual retrasará su desarrollo. En lo referente a la parte organizativa, al tener gran cantidad de boletas que contabilizar, los conteos se retrasan de manera considerable. Todas las fracciones internas de ese partido pueden presentarse a elecciones con candidatos propios, los cuales vienen a constituir los denominados Sublemas. El total de votos que se adjudica cada partido político (Lema), corresponde a la suma de los votos que hayan recibido todos los sublemas de ese partido o lema. Esto determina el número de cargos que obtiene ese lema. La asignación de cargos, salvo que se dispute uno sólo, se distribuye en forma proporcional a los votos obtenidos por los sublemas. Esto desvirtúa el voto de los ciudadanos, ya que éstos no saben finalmente a qué candidato va a parar en definitiva su voto y su decisión. La población se enfrente a una compleja y diversa oferta electoral. Puede pasar que el candidato, o sublema, que más votos obtuvo de forma individual no forme parte del partido, o lema, que mayor cantidad de votos obtuvo en total, y que por ello no resulte ganador en el acto eleccionario, lo que quita toda legitimidad al sistema democrático ya que no se gana por consenso, sino por la mentira que permite la farsa de la ley de lemas. La Ley de Lemas implica que la ideología de los partidos políticos se debilite con los sublemas se reparten los cargos y los símbolos partidarios en el medio de las listas sábanas. Los políticos no proponen planes de gobierno y ni siquiera debaten entre sí por dilucidar la mejor propuesta electoral. La creciente desinformación y el desinterés de la población resulta en que siempre quedan las mismas figuras políticas y la corrupción nos saluda con el endeudamiento externo. Mantener esto es dejar quemar nuestro brazo en el Fuego solo porque lo tenemos anestesiado. Si cada pueblo tiene el gobierno que se merece, los misioneros nos merecemos algo mejor que esto.
Pablo Martín Gallero
Pablo Martín Gallero
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