Judas

¿Que es la verdad? Preguntó Judas. El Fariseo lo miro fijamente y le dijo: _ La verdad es lo que la autoridad determina como verdadero, entre tanta gente que piensa cosas diferentes, debe haber alguien que establezca lo que esta bien, lo que esta mal, lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de lo malo para las personas, ya que muchas veces por su ignorancia no puede distinguir estas cosas. Judas le contesto: _ pero el maestro dice que él, es el camino, la verdad y la vida. El Fariseo le dijo: El camino es algo que cada uno hace, y no puede haber caminos mas que el que conduce a Dios, no puede haber una persona que se atribuya tal rol, ya que sería un impostor, un blasfemo, merecedor de los peores tormentos; tampoco puede ser la verdad, ya que esta escrito, que nuestra ley es la verdad; y vida menos, porque la vida esta solamente en manos de Dios. Judas le respondió: he visto muchos hombres, pero solamente uno que haga las cosas que hace este. El fariseo con un gesto de tedio le dijo: claro con el poder de los demonios se puede hasta traer personas de la muerte. Pero_ cuestionó Judas_ No creo que alguien que haga tanto bien, sea con el poder de Belcebú. _ Esto es para confundirnos_ Dijo el fariseo_ toma, son treinta monedas de planta, con esta se puede comprar hasta la verdad, como verás este mundo tienen sus reglas, si lo puedes alcanzar tendrás poder hasta sobre las vidas de los demás, así lo quiso Dios con sus elegidos, los que solemos ser poderosos, acaudalados, el éxito nos corresponde ya que somos imagen y semejanza del todopoderoso, así lo quiso, para que reine el orden y no el caos, a veces hay que tomar decisiones que no son fáciles, pero esto es para el bien de la mayoría. Para eso estamos los que determinamos que es lo verdadero de lo falso, porque la chusma es inocente y necesita que haya padres que la cuiden de los falsos profetas, anda toma estas monedas, haz justicia con ellas, entréganos a este que no respeta nuestra tradición y que confunde a la gente, y harás un bien a la verdad. Judas agarro las monedas y partió para el huerto.

Pablo Martín Gallero