La grieta
Cuando
se habla de grieta se piensa la grieta del bien y el mal; una grieta que separa
a los buenos de los malos; el problema es que cuando hay dos bandos, ambos se
consideran los representantes del bien y acusan a los otros de ser los malos.
Pero no son las acusaciones las que definen la culpabilidad o la inocencia de
la parte, sino que lo es lo que la parte hace, sus acciones y la tipicidad de
la ley. La prensa ha dictado sentencia previa en muchos casos sin tener
pruebas, sin respetar el debido proceso, el público apoya la condena, al igual
que el patíbulo en la plaza pública, odia al que la prensa señala con el dedo,
muchas veces sin pruebas fidedignas, como la fotocopia de unos cuadernos
perdidos. Cuando desde el poder se manipula la prensa, la democracia corre
riesgo de perder su capacidad para defenderse, porque la democracia se amalgama
con el contrario, eso le permite crecer y consolidarse, lo otro es dictadura.
Donde no hay imparcialidad no puede haber justicia, la publicidad veraz de los
actos de gobierno es un requisito esencial de las democracias; si no se conoce
el mal que le aqueja, sin autocrítica, no puede haber buen diagnóstico, un mal
diagnóstico puede ser peor que la enfermedad. Para hablar de una grieta con fundamento
hay que hablar de la grieta que hay entre la libertad del comercio y la
intervención del estado, entre devaluar y no devaluar, entre ajustar o no
ajustar, en impuestos progresivos y regresivos, entre especulación financiera
industrialización certera, entren invertir en bolsa o cargar la bolsa del
supermercado de la gente. Si la grieta sirvió para legitimar un grupo o un
sector no sirvió para unir a los argentinos, es más desde los medios de
comunicación la fogónearon con injurias e insultos, en un programa periodístico
por ejemplo el símbolo que lo representaba es una ofensa, algo repudiable en
cualquier institución educativa o en cualquier medio periodístico; otro ejemplo
es una diputada dando escarmiento a la oposición públicamente. Es un crimen que
desde los medios de comunicación, en nombre de la nación, incentiven la
violencia, el desprecio y el maltrato. El malestar económico, resultado de
medidas desacertadas, sumado a el desprecio hacía el contrario no logran hacer
una revolución de alegría sino nos sumergen en un valle de lágrimas y en la
lucha de todos contra todos... como dijo Fierro Cuando los hermanos se pelean
los devoran los de afuera.
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