Yaguarete

Un productor de la zona de Capioví ya perdió más de veinte cabezas de ganado por ataques producidos por yaguaretés que merodean la zona. Los Yaguaretés no encuentran alimento natural dentro de su ecosistema y recurren a las presas fáciles de los ganaderos de la zona. El yaguareté es una especie protegida y amparada por la ley. Tiene la máxima categoría de protección legal: fue declarado Monumento Natural Nacional desde el 2001. Una de las principales causas de la disminución de yaguaretés es la pérdida de su hábitat producto de la deforestación. El yaguareté necesita grandes espacios de selva en buen estado para subsistir y cumplir su ciclo vital: se estima que un ejemplar precisa entre 7 mil y 10 mil hectáreas de selva. Esto lo convierte en una especie paraguas, es decir, su huella es signo de la salud de la selva: nos indica que también están presentes muchas otras especies silvestres que necesitan menor superficie para sobrevivir. A pesar de ser ilegal, la caza no sólo disminuye la cantidad de yaguaretés, sino también el alimento disponible para este felino. Lo irónico es que mientras ellos no pueden cazar los animales que nosotros necesitamos para vivir, nosotros si podemos cazar los animales que los yaguaretés necesitan para vivir. Tres cosas hay que hacer para prevenir los ataques, disminuir la caza furtiva respetando las zonas prohibidas, conservar extensiones grandes de selva y cercar bien los campos, para esto se puede buscar asesoramiento con la fundación vida silvestre. Si desaparecen los yaguaretés quiere decir que desapareció la selva y en este país sabemos muy bien lo que es ser un desaparecido, alguien a quien no se les respetaron sus derechos, y esto no debe pasar.

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