Volver a Creer en Dios

El otro día una señora agnóstica exclamo: ¡Si en la provincia instalan plantas para reciclar la basura yo creo en Dios! Yo me puse a pensar que fácil manera de echar sobre los hombros de Dios nuestra responsabilidad. Pensando un poco más detenidamente me di cuenta que la señora tenía razón. Para dar testimonio de Dios hay que predicar con el ejemplo, y ante tanta problemática humana y ecológica son pocos los obreros cristianos que contagian con el fuego del Espíritu que cincela la materia haciéndola digna de vida, en cambio son muchos los que predican, paz, amor y justicia pero caminan por la otra vereda. Si en la actualidad el ateísmo va en aumento no es porque Dios se ha borrado, no se lo sabe buscar y otro poco es porque en el paradigma del relativismo y el individualismo nadie quiere llevar sobre los hombros la cruz del sacrificio, de la persecución, del ridículo ayudando a otros que no han podido levantar su cruz porque les falta comida o porque están enfermos, o simplemente porque no saben cómo hacerlo. El cristiano debe hablar de Dios en la vida cotidiana con las problemáticas cotidianas, no solamente dando pan al hambriento sino que luchando para que las condiciones que lo llevaron al hambre no se repitan nunca más; combatiendo para que se respete la democracia, las garantías constitucionales, las leyes ambientales, para que haya educación, trabajo y salud en toda la población. Todo lo que hace el ser humano es político, hasta la religión, por eso no se puede lavar las manos predicando una cosa y mirando para el costado o pasando de largo como los que vieron al Samaritano tirado de la parábola. Hay que hacer comulgar con Cristo al hermano devolviéndoles su dignidad y así quizá mucha más gente vuelva a creer en Dios.

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