Sin Tierra

Otro campesino fue asesinado en Santiago del Estero ante la inacción estatal, ya que había denunciado varias veces amenazas de muerte. El MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero) Vía Campesina denunció que Miguel Galván fue asesinado de una puñalada en la yugular por Paulino Riso, que trabaja para un empresario de apellido Figueroa. Este nuevo hecho se produce a poco menos de un año del crimen de Cristian Ferreyra, otro campesino asesinado de manera similar. Greenpeace repudió el asesinato y reclama que paren los desmontes y los desalojos “El asesinato de otro campesino es consecuencia del avance de los desmontes en zonas tradicionalmente habitadas y la falta de respuesta por parte del gobierno a las denuncias de las organizaciones sociales sobre la existencia de guardias armadas al servicio de los empresarios”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace. Además apunto: “La provincia debe revisar los permisos de desmonte ya otorgados, dejar de autorizar nuevos desmontes, frenar los desalojos y avanzar en forma urgente en la titularización de las tierras que habitan campesinos e indígenas desde hace varias generaciones”. Argentina se encuentra en emergencia forestal: ya se perdieron el 70% de los bosques nativos originales y la deforestación aumentó fuertemente en los últimos veinte años por el avance descontrolado de la frontera agropecuaria. Siempre se habla de que la solución de la pobreza es generar más fuentes de trabajo, pero de lo que no se habla es que el trabajo no se produce por generación espontanea, sino que hay dos factores primordiales que generan trabajo, uno es la industria y otra es la tierra, si hay campesinos sin tierra, que les queda, ir a engrosar el cordón metropolitano de las villas miserias. Para evitar esto los industriales necesitan trabajadores y los campesinos necesitan tierras, sin una distribución justa de la tierra, no puede haber una distribución justa del ingreso. En una República no debe haber muertes violentas por reclamar el legítimo uso de la tierra por parte de pequeños campesinos que viven de ella. La tierra le es todo, es la casa, el agua, el pan, el trabajo y la dignidad, sacar la tierra a los pequeños campesinos es dejarlos sin nada. No pueden competir contra los grandes empresarios. La democracia debe evitar los pequeños feudos donde rige la ley de los fierros, porque para ello tenemos una Constitución. El monocultivo es incapaz de responder a la necesidad de alimento, el 65% de las tierras cultivadas del país están sembradas con soja, lo que atenta contra la soberanía y el ambiente, pues quita la posibilidad de producir el propio alimento, la ausencia de biodiversidad y deja daños irreversibles a la flora y la fauna. El monocultivo requiere grandes extensiones de superficie cultivada solamente por una especie o hasta una sola variedad, lo que es completamente opuesto a lo que se da en un ambiente natural, donde hay una multiplicidad de especies no solamente vegetales sino también animales. Además de generar poca mano de obra, por el contrario la diversidad de cultivos genera diversidad de trabajos, aumentando el empleo. Para matar todo lo que no es soja se aplica glifosato, que es un herbicida de contacto que queda en el suelo y que tiene residualidad lo que origina la pérdida de la capacidad productiva de los suelos. El calentamiento global necesita que cuidemos los montes y los campesinos necesitan la tierra que se merecen para poder vivir dignamente.

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