Los tres filtros
Hay un cuento sobre un discípulo de un filósofo sabio que le comenta: _Un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti... ¡Espera Lo interrumpe el sabio ¿Ya hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a contarme? El primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?- No. Lo oí comentar a unos vecinos. - Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿Es bueno para alguien? - No, en realidad no. Al contrario...- ¡...Ah, vaya! El último filtro es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? A decir verdad no. Entonces le dijo el sabio sonriendo: Si no es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido. Ser sinceros no es decir todo lo que pensamos, sino no decir lo contrario de lo que pensamos. Muchas veces la excesiva franqueza hace perder la confianza de los confidentes. La verdad siempre sale a la luz, pero las cosas del pasado que ya no pueden modificar el presente o futuro, a veces conviene enterrarlas en el olvido, cuando lo que se va decir no es necesario, ni bueno, conviene poner las manos en el arado y mirar para adelante, porque quedar detenido en el tiempo es como quedar atado al pleno sol del verano. Esto no es bueno para nadie, por lo que hay que tener una actitud resiliente que es como la primavera que todo lo hace renacer.
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