Escribir
La función del escritor es trascendental, pues no se puede caer en el pecado reduccionista y afirmar que el rol que cumple un escritor es meramente teórico y no práctico, esto es una crítica casi dictatorial, porque nadie sabe cuando una idea puede germinar, y la historia demuestra con hechos como las diferentes teorías fueron cincelando la sociedad, algunas ideas caen en tierra fértil otras en paramos desiertos, algunas producen frutos comestibles otras venenosos, los efectos claro que son diferentes, pero no deja de quitar importancia a las ideas. Los que dicen que escribir es teorizar y que esto no sirve para nada, como siguiendo la frase del Karl Marx que sentenció “la filosofía no ha hecho otra cosa que interpretar la realidad, cuando lo importante es transformarla”, bueno tenía razón, porque la teoría sin práctica es como el amor sin correspondencia, pero nadie puede desmerecer el valor de la teoría así como el amor. La historia existe gracias a que apareció la escritura, y cuestionar la escritura es como cuestionar la harina, claro un celiaco lo puede hacer, pero ser celiaco de la historia solo pasa cuando tenemos un mal profesor. Jesús decía: que hay que sacarse la viga que tenemos en nuestro ojo y no la pelusa que tiene nuestro hermano. Las transformaciones sociales hasta científicas, siempre vinieron de la mano de la teoría, del pensamiento, de las ideas, porque como dice mi hermano el arquitecto, para construir con solidez hay que empezar por las ideas, adaptando una frase de carpinteros a las ideas, a estas se las puede medir siete veces, el corte solamente una vez. Por eso cuando los críticos cuestionan las ideas volcadas al papel, por ser simples ideas, es como cuestionar la teoría de la relatividad por ser simplemente una teoría, y ahí empezamos a dudar de todo; cosa que no está mal como enseñó Descartes, pero llega la necesidad de un punto de partida, porque pensamos, y tanto la razón práctica como lo llamaba Kant, como la razón teórica, son elementos importantes de nuestro diario vivir. Si hay personas que por determinadas circunstancias se dedican a una o a otra cosa, nadie puede juzgarlos, porque para hacer un puente se necesita del ingeniero, del albañil y del que lo pase por encima. No hay dialéctica, sin teoría, pues como ya lo escribió Hegel, solo hay superación de las ideas cuando partimos de una tesis, que refutada da una antítesis, y que esto trae la síntesis que permite la superación y el progreso, por más que esta tesis sea a veces solamente un artículo del periódico. Tómas khun hablaba de paradigmas científicos, los que se mantienen para permitir la ciencia, los que pueden ser superados como la teoría geocéntrica. Por eso desmerecer el trabajo de los escritores diciendo que es una pérdida de tiempo, porque se espera de ellos que si hablan de la democracia sean presidentes o si escriben en contra de la guerra se alisten a las fuerzas de paz, o si escriben poseía que anden enamorados, es una desproporción con la realidad, es ladrar la caravana, ya que escribir es hacer, es un verbo que significa trabajo, trabajo intelectual sí, pero trabajo en fin, pues lleva tiempo y esfuerzo escribir. Esas personas que dicen que los filósofos pensaban porque tenían esclavos, se refuta por las miles de personas que no trabajan, pero que ya han perdido el asombro. Criticar por criticar es escribir en papeles invisibles, pues ni siquiera es una antítesis, es tirar tiros al aire con tal de hacer ruido, pero no es una actitud que llegue lejos.
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