Democracias Demosgracias
O el ser o mas bien la nada. O el Derecho o la fuerza. Tenemos la libertad para elegir, y lo que elijamos nos moldea nuestro ser. No podemos ser imparciales a la hora de apoyar una postura, o estamos del lado del derecho o estamos del lado de la fuerza, con lo que ello implica. El derecho es el régimen de la ley, el cual tiene procedimientos que hay que respetar, no podemos saltar etapas como si fuese una carrera de obstáculos; o si apoyamos la fuerza, debemos aceptar la sumisión, el dejar que otros decidan por nosotros, la imposición de reglas que no las ha votado la mayoría. Este último pareciera responde a aquellos tiempos del feudalismo donde el rey a cambio de protección ejercía su soberanía, tanto que a veces hasta tenía derecho sobre la mujer de los recién casados. Hoy tras años de vivir en democracias hemos comprobado que pese a sus falencias es el mejor sistema para vivir, ya que a parte de tener garantías constitucionales como ningún otro, defensa en juicio, poder peticionar a las autoridades, las que tienen que responder por sus obras, publicar sus actos y estar un tiempo en sus cargos, lo que garantiza el mudar de aires, análogo a los ciclos de la naturaleza, la que siempre es sabia; además tenemos libertad de expresión, habeas corpus, sufragio, igualdad de oportunidades etc., etc. Si aceptamos el gobierno de la ley no podemos tolerar ni aceptar que hayan dictaduras en nuestros países, no podemos admitir la tortura, la desaparición forzada, el asesinato, la imposición, el despotismo, la tiranía, el mesianismo, la concentración del poder, la suspensión de nuestras garantías, el atropello a los tratados internacionales etc. Etc. Aquellos que han estado a favor de estos regimenes deben saber que su soberbia no les deja ver el camino correcto, y así es como un ciego guía al otro ciego, ya conocemos el final. Además no se puede derrocar un gobierno democrático en nombre de la democracia y la libertad, esta es una pésima contradicción, un absurdo a la razón y la moral, a nuestro libre albedrío que igual que pájaro en jaula no puede ser conciente de su ser en el autoritarismo que lo somete, no hemos nacido para ser enucos de caprichos ajenos. Es verdad que la democracia posee sus yerros y equívocos, pero es verdad que también posee los mecanismos para subsanarlos, y en esto esta su esencia, su valor, su importancia, en que al permitir la participación ciudadana encuentra los medios para su superación lo que permite el crecimiento para vivir en un mundo mejor.
Pablo Martín Gallero
Pablo Martín Gallero
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