La Moral dominante

 


La moral dominante es la moral de la clase dominante. Las personas se identifican con las élites, con el establishments, el ser humano siempre admira al fuerte, al rico y poderoso gusta ser como él, el éxito material pasa a ser el fin último, el valor a que aspirar. El tribalismo se impone y gusta ser parte de la elites, identificarse con ellas,  por más que no te dejen entrar a la fiesta, siempre está la esperanza de llegar, y salen coaches por las redes sociales invitando a ser parte de los millonarios del planeta.  La filosofía contemporánea del individualismo y el hedonismo cala hondo la forma de ser de las personas y de pensar. Mostrarles otro camino pareciera una locura, por más que se lo muestran los evangelios o el mismo Papa, es más hasta los evangelios son interpretados hacia el éxito personal.  Las corporaciones han ganado terreno en las democracias contemporáneas, a través de sus medios de comunicación muestran y enseñan una forma de pensar, de ser y estar, los sujetos toda su vida se acostumbran interpretar la realidad de esa manera y proclaman ¡viva la meritocracia! cuando se intenta encontrar formas de inclusión social, hacen todo lo posible para combatirlo y denostarlo; hasta aprueban aberraciones cometidas durante dictaduras, por considerar que bajo regímenes opresivos había menos inseguridad, alaban actos violentos y violaciones contra derechos humanos porque son afines con su ideología. La propaganda, los mensajes negativos, el miedo que inspiran, van instalando un malestar social para que las personas se vuelven más individualistas y descreidas de todo. Mientras que los sujetos no dejen de juzgar y aprendan acompañar, ayudar, a tener empatía, a imitar al buen samaritano, esto va a ser un campo de batallas, de ganadores y perdedores, con pobres y ricos, con esclavos y amos, con verdad y mentira.


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