Pedagogia de la chancleta


Estaban hablando de cómo educar a sus hijos: _ La señora decía que a veces, para que los niños te escuchen y hagan caso, hay que aplicar castigos corporales, seguí argumentando que la Biblia decía que no hay que mezquinar palos a tu hijo, que el palo y la represión procuran la sabiduría y que cuando era niña, sufría castigos muchos peores que lo que ella aplicaba a su hijo, ojotazos y baritazos. La otra señora trataba de convencerla de lo contrario, de que los límites son necesarios, límites siempre, malos tratos nunca, como decía Lucas Raspall, de que no había que pegar a los niños, que lo mejor era persuadirlos, hay que darles más premios y menos castigos. No hay que samarrearlos, si a los adultos no les gusta, ¿porque hacerlo con los niños? hay que explicarles las cosas, que las tanto las cosas que se hacen bien, como mal, tienen una consecuencia, hay que ponerse a la altura de ellos, hay que evitar el espiral de violencia, como decía Jesús: que tu sí sea sí y que tu no sea no, mantenerlo, los niños necesitan padres sensibles, que les dediquen tiempo y atención. En el mismo momento un perro juguetón salto sobre una niña arrojándola al suelo, el padre de la niña, corrió y sin entender la situación que el perro intentaba consolar a la niña con su lengua, le pegó un golpe con el puño, el perro salió corriendo. La Señora que defendía la educación de los niños a través del castigo corporal, no soporto aquello, armó un escándalo, y se quejó con todos los familiares de la casa, porque le parecía que el apercibimiento que había recibido el perro era injusto y desmedido. 



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