La grieta
Había
una vez dos pueblos separados por un gran río correntoso y caudaloso, cada
tanto las personas al cruzar se ahogaban en el intento. Varios tuvieron la idea
de que lo mejor sería la construcción de un puente, pero como se había generado
una gran rivalidad comercial entre los pueblos, una gran grieta psicológica los
separaba más que la física. Siempre están los que sacan provecho de la grieta,
que pueden vender más caro sus productos, cobrar una tasa tanto de importación
o de exportación, los paseros, los fabricantes de salvavidas, de canoas, y
tambíen los que dicen representar sus intereses, que muchas veces para no
perder la hegemonía prefieren defender a estos sectores antes que el bienestar
general. Cuando la gente se une, puede peticionar con más fuerza a las
autoridades, por lo que a los gobernantes de turno, les convenía no construir
un puente, además mientras los grupos discuten si sería bueno un puente o no,
se ponían a juzgar cuál de los pueblos es mejor, el más ético, el más
trabajador, y los representantes sacan ventajas de esto, prometiendoles
mantener sus expectativas altas. Cuando no pueden cumplir con las promesas,
solo tienen que decir que tuvieron buena intención. Los pueblos separados por
grietas, suelen imaginar un puente, y a veces se conforman con solo verlo en la
fantasía. Por eso los gobernantes preferían no construirlo porque donde hay un
puente la gente puede ir y venir con total libertad, y se pierde el control de
quien pasa y quien no, quien es digno de pasar y quién no, los romanos lo
resumían en una frase, divide y reinarás. Cuando hay una grieta y no hay un
puente es porque alguien saca ventaja de llorar a los ahogados.
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