Escuela Integradora

Una tarde de mayo fui a plantar 22 árboles cítricos en un terreno de la zona, un agricultor me recomendó que los plante en mayo porque es donde el clima más los favorece, me explicó que hay que plantar en los meses que no tienen r. Otro agricultor me afirmó que si uno los riega constantemente se los puede plantar en cualquier época del año, claro hay que tener abundante agua. Como eran de raíz suelta, les costó más prender al suelo, que los con maseta, ahí comprendí que en dos cosas nos parecemos los árboles a los hombres, primero porque a ambos nos cuesta el desarraigo, que nos cambien de lugar. Luego viendo cómo iban creciendo lentamente, observé que había unos que reverdecieron y se llenaron de hojas, y otros quedaron marchitos y dolidos por el desarraigo. Suele pasar que los educadores que tienen a su cargo un grupo grande de niños, generalmente como son muchos en las aulas de la provincia, tratan a todos de la misma manera, pues no pueden atender a cada uno personalmente, pero así como hay árboles que necesitan ser regados con mas abundancia y frecuencia, hay niños que necesitan más apoyo emocional para consumar sus tareas, en el que juega un rol importante la maestra integradora y el profesor de apoyo, por lo que es elemental que las aulas tengan un numero razonable de alumnos, así como los árboles dan frutos los niños también lo harán, todo a su debido tiempo, pero para que lo puedan hacer es necesario que no les falte el riego cuando son pequeños, porque se corre el riesgo de que se marchiten. Así como las plantas necesitan de agua y sol, los niños necesitan de cariño y comprensión.

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