La televisión

La televisión está pensada para no hacer pensar. Para que los televidentes se vuelvan autómatas, para que hagan todo lo que el televisor les dice, son tan sutiles las directivas, que pensando pasar un rato de ocio los televidentes terminan borrando su capacidad creativa e imaginativa; un precio alto ya que solo resolvemos los problemas de esta vida con esta capacidad que anestesiamos frente al televisor para hacer y tener todo lo que la gente del televisor nos proponga ¿Por qué es tan seductor el televisor? Porque nos sumerge en el ocio pensante, pues también es trabajo pensar, y nuestro cerebro siempre busca economizar energía, por más que esto signifique su ruina, porque lo que no se usa en el cuerpo se atrofia, y ahí está donde la voluntad cobra protagonismo. Si uno se pone a hacer zapping por la televisión a cualquier hora del día, puede ver una variedad de canales con sus respectivos programas, salvo pocas excepciones que hoy se dedican a la cultura, que tienen informativos tendenciosos, programas de chimentos, con personajes mediáticos que hacen del escándalo un negocio. Parece que a la gente le gusta el drama y la pasión, aunque provengan de la actuación. Un botón te abre las puertas a lo sorprendente, a lo novedoso, a la aventura, a lo que está pasando sin moverte del sillón puedes viajar y recorrer el mundo a la velocidad de la luz. Se enciende el televisor buscando entretenimiento, compañía, información, música, películas, y se termina naufragando en un mar de canales que nos bombardean con publicidad y charlas pueriles, dejando temas complejos como la seguridad en manos de opinologos que ya tienen el libreto corregido por los dueños de estos canales, que a su vez son dueños de muchas empresas, de muchos capitales, los que siempre tergiversan las noticias para que las acciones de sus empresas no decaigan. Y sin querer queriendo, quedamos encallados en un banco de pavada, hay que tener muchas herramientas intelectuales para no contagiarse y perder sentido común, pero para esto hay que apagar el televisor y abrir un libro, porque lo que el libro te lo da el televisor te lo quita, y lo que fácil viene, fácil se va, por eso el televisor no puede competir con un libro, porque el esfuerzo que demanda el libro, entrena al cerebro para más capacidad, es como el atleta que puede llegar más alto o más lejos cuanto más entrena. Hay que mirar televisión, pero hay que medir el tiempo y no hay que mirar cualquier cosa, porque de la nada, nada sale, y los programas que son vacios, vacían ¿Dime lo que miras y te diré quien eres? Hay que tener cuidado con los niños que imitan lo que ven, y muchas veces en la tele no hay buenos ejemplos. La televisión es un recurso ilimitado para transportar información útil a la población, pero como todo debe ser bien administrada, y no mal utilizada para desinformar y esclavizar subjetividades.

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