El hombre show
Hoy las redes sociales están siendo una moda por parte de la gente que muestra lo que hace, piensa y que le gusta a través de su PC o su celular. La vida es cada vez más pública, cada vez hay más amigos cibernautas, se los va coleccionando como antes se hacía con las monedas o estampillas, hasta hay algunos que compiten por quien tiene más, y otros que se jactan de sus miles de seguidores ¿Es bueno o es malo esto? Como todo en la vida el equilibrio es el termómetro con que se mide la calidad, no hay que pecar por exceso o defecto, como ya lo escribió Aristóteles. La vida pública tiene el beneficio de satisfacer a nuestro instinto gregario, nos comunicamos con mayor facilidad con los demás, aunque esto nunca puede reemplazar al contacto cara a cara. Con la rapidez de un interruptor podemos saber de su estado, de su ánimo, de lo que hizo el fin de semana, a donde va ir de vacaciones. Hay que tener cuidado porque hay gente que se crea un perfil falso al que utiliza para sacar información con la que le es más fácil perpetrar algún delito. Por eso cuando hay mucha información privada en la red los usuarios pueden poner en peligro su seguridad. Otro de los puntos negativos es que cuando lo privado se vuelve muy público, la vida del individuo se vuelve más superficial, pues se vive a flor de piel, pues lo que publicó ya no le pertenece, sino que le pertenece a la comunidad, como las palabras, que son como las plumas que uno suelta al viento, ya nunca más se las puede recuperar, y hay muchas cosas que es bueno que queden en la galera de uno. Lo que uno deja en la red, es un tatuaje virtual, por lo que es recomendable que ciertas cosas se mantengan en la privacidad de la familia, a no ser que se guste vivir una vida vacía. El hombre posmoderno, que se apura en las avenidas para llegar a su casa en su auto particular y así poder ver la televisión tranquilo, el chupete visual, encuentra en la caja mágica modelos de ser humano con el cual identificarse, interpretando la escala de valores con la fama, la imagen, el cuerpo, el dinero. El hombre showman, que debe mostrar a los demás para ser, y solo es en la medida de ser conocido. Por eso muchos buscan esto como escapismo de la nada, pero al final terminan en donde partieron. Hay que cuidar el nicho de lo privado, donde está la llama de uno para que esta no se apague y haya luz, la que se alimenta de cosas espirituales, de silencios, de meditación. Hay que otorgar a otros el beneficio de la duda, pues así no te clasifican de antemano, para los enemigos esto es un enigma, y para una futura pareja esto es parte del misterio que atrae al corazón. Por estas cosas mantener lo privado es parte de lo sagrado. Comparte, pero quédate con una parte.
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