Felicidad
Montesquieu escribió: “Si el hombre no quisiese otra cosa que ser feliz, lo lograría con facilidad, pero quiere ser más feliz que los demás, y esto es muy difícil porque cree que los demás son más felices de lo que realmente son.” La sociedad de consumo en la que vivimos hoy necesita que las personas consuman para ser felices, para sentirse bien; lo que mantiene al ser humano embelesado en la lógica creciente de bienes. Aunque esto no es más que una ilusión óptica creada por el mercado, por el marketing y por los espejitos de colores en los que nos gusta ver reflejado nuestro rostro triunfalista, pero que distraído se olvida de sus verdaderos retos y problemas. La ansiedad que genera la sociedad de consumo tiene a la población encerrada en su adicción, si antes había una escala de valores con la que se pretendía ser feliz, hoy hay una escala de cosas que la remplaza, y en esta forma de pensar lastimosamente el ser humano pasa a ser un objeto más. Para consumir hay que ganar dinero, y para ganar dinero hay que trabajar; apostar, invertir, producir, y demás verbos inconformistas que nos dan progreso pero en exceso nos enferman, el ser humano anda con muy poco tiempo para él o su familia, elucubra sueños que solamente un pequeño porcentaje de la población tiene acceso a él, postergando así su capacidad de ser feliz y de sentirse bien. Por miedo a perder competitividad, a que los otros actúen antes que él, en el fondo hay un miedo al otro. Quizá si dejásemos de consumir un poco, seríamos un poco más felices, porque ningún hombre es feliz a menos que crea serlo decía Publio Siro. La pregunta es ¿Qué intentamos tapar? ¿Que vacio queremos llenar? Ya que la verdadera felicidad cuesta poco; si es cara no es buena, sentenció otro. Patrón Lujan escribió: “Cuenta tu jardín por las flores, no por las hojas caídas. Cuenta tus días por las horas doradas, y olvida las penas Habidas. Cuenta tus noches por las estrellas, no por las sombras. Cuenta tu vida por sonrisas, no por lágrimas. Y para tu gozo en esta vida, cuenta tu edad por amigos, no por años”. Y yo agrego, cuenta tu felicidad por las cosas vividas no por las cosas obtenidas.
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