Alternancia en el poder
La periodicidad en los cargos de gobierno, la alternancia en el poder, es una de las condiciones de todo gobierno que quiera llamarse democrático. Los orientales argumentan que estos valores no corresponden con su cultura, los occidentales hacen todo lo posible para reelegirse cuantas veces puedan para sentir el placer del poder de determinar la conducta de los demás. Si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Parece ser que el instinto de macho dominante es una constante en política, los animales se organizan en manada, y el macho dominante es el que se destaca por su fuerza y destreza, pero el ser humano tiene otras aptitudes más y el arma más poderosa, el intelecto, Aristóteles nos llamaba, animales racionales; parece ser además que se sabe eterno, como decía Santo Tomas, y esta sensación lo lleva querer ocupar cargos de prestigio eternamente, pero si vemos la finitud de las cosas, comprendemos que cumplen un ciclo, un periodo en el cual beben agua, crecen, dan frutos y perecen, lo mismo pasa con el ser humano, y lo mismo deberíamos aplicar en la política, en los cargos de gobierno, porque cuando una persona ocupa varios periodos un cargo, o se los lega a sus familiares sin el debido proceso democrático, esto habla mal de ella, pues no deja lugar a los otros, tan capaces como él, pero con la novedad de traer aires nuevos, ideas inéditas de una perspectiva con un historial diferente, un matiz joven, fresco, moderno, actual, pues cada persona que viene al mundo trae un mensaje diferente, esto es lo que debemos comprender. A los perros se le pone una cadena y se los lleva a cualquier parte, a las ovejas se las arrea, pero tratar así a los seres humanos es denigrante. Por eso debería ser una constante en los sistemas democráticos que los cargos sean solo ocupados por dos períodos de corto tiempo como máximo, como clausula pétrea, y así como el agua que se renueva y oxigena constantemente con la corriente y el movimiento, la política se purificará en la medida que los que ocupan cargos, con la debida responsabilidad por los actos de gobierno, vayan cambiando, alternando, pues en el primer periodo suelen hacer cosas, en el segundo piensan que pueden dejar de hacer, y en el tercero como pueden ganar más dinero. Porque aunque en las empresas privadas a veces el éxito está dado por la perseverancia de su creador, en la empresa estatal, en el espacio público pasa lo contrario, pues valga la redundancia no es una empresa privada, la república, es cosa de todos, el bien debe ser el bien común, en la empresa privada el bien es privado. En la república hay muchos intereses contrapuestos, ahí radica su merito y su dificultad, suele pasar que cuando las personas se creen imprescindibles, iluminadas, inteligentes, honestas, buenas, superdotadas, minimizando y subestimando a los demás, el gobierno queda empantanado en delirios de grandeza, de megalomanía de unos pocos privilegiados que se sienten iluminados, pero que eclipsan la luz, lo único que hace es atrasar la evolución y el progreso, que al igual que la genética necesita del cambio para mejorar la especie.
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