Megarepresas, megacorrupción.

Tras años de bloqueo la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú al mejor estilo griego de democracia directa, llevo la propuesta de bajarse de la ruta que recogió 402 voluntades, contra 315 votos, es el pueblo que se enfrenta contra el gobierno, contra las corporaciones voraces, ejemplo de lucha y defensa de la vida. Democracia o gobierno del pueblo, es la voluntad de la mayoría para llevar adelante una misión, la posición mayoritaria siempre se la considera la más certera, aunque no siempre es la verdadera, pero las decisiones al pasar por el tamiz de la mayoría filtran la tiranía, ponen en tela de juicio las medidas a tomar permitiendo la sanción mejor probada de lo que se decidirá, lo que permite que la información se democratice, que haya transparencia, legitimidad, dialogo, por eso es bueno la democracia, como lo demuestra la asamblea de la gente que lucha por los ríos limpios de Gualeguachú, es el contrato social, y donde hay contrato hay derecho y donde hay derecho hay paz. En Misiones votamos en contra de la decisión de construir megarepresas en nuestros grandes ríos, pero ese sufragio no se tiene en cuenta, porque dicen que el país necesita energía, a corto plazo, es lo mejor que podemos hacer, es una gran inversión con lindos retornos, pero a largo plazo, estamos hipotecando el futuro de nuestros hijos ¿con que derecho? Con el supuesto de que ellos serán beneficiados con estas construcciones, lo que es una gran mentira, porque estamos agotando los recursos, y el agua es el recurso más valioso, ya que permite la vida. No necesitamos más energía, necesitamos consumir menos y mejor, que no es lo mismo, ahí está el desafío para el nuevo milenio, ahí tenemos que poner los esfuerzos, la creatividad y la imaginación, para poder convivir mejor con la madre naturaleza, lo gracioso es que vamos a tener que imitar a los pueblos primitivos, salvajes e ignorantes como siempre los considerabamos. Albert Einstein observó que los problemas significativos que afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en el que estábamos cuando los creamos.