Abuso de derecho


 Hay una barrera muy delgada entre el derecho y el abuso del derecho, en la economía neoliberal capitalista hay libertad para crecer según las posibilidades de cada uno, pero esto no debe ser infinito ya que contradice con la misma condición humana, el ser humano debería poder acaparar solamente lo que proporcionalmente necesita para vivir bien pero que no quite la posibilidad a otros, ni a las futuras generaciones, “tu libertad termina donde comienza la libertad de otro,” la tierra por ejemplo debe tener un límite como los estados modernos lo tienen. Hay un límite al acaparamiento de recursos, los seres humanos somos los que diseñamos la sociedad y tenemos que encontrar los mecanismos para evitar el abuso del derecho. La organización en sociedades capitalistas están logrando que el capital se concentre cada vez más en pocas manos dejando a millones de personas en situaciones marginales. El proyecto existencial de vida de los seres humanos es algo que debe construirse socialmente, privar a millones de personas de que puedan desarrollar sus capacidades a la larga no es ni bueno, ni justo, ni bello.  Es por ello que el estado debe crear los mecanismos para que la riqueza sea bien distribuida y así la igualdad de oportunidades esté garantizada. Los recursos naturales son de todos, la distribución es artificial, creada por el ser humano y debe tener un fin social, de supervivencia de la especie, tanta acumulación por parte de pocas personas solo compromete la mejor adaptación de nuestra especie que al no tener todos las necesidades satisfechas atrasa nuestra evolución. El contrato social se da cuando cada persona renuncia a una cuota de su libertad con el fin de poder vivir en una comunidad pacífica pero esa renuncia no debe ser acaparada por determinadas personas que por x motivos pueden llegar a acumular mayor capital que el resto, Un ejemplo claro es que el 1% más rico de la población genera tantas emisiones de carbono como los 5.000 millones de humanos más pobres. Aunque la renuncia sea libre por admiración, venta, placer, lo que fuere, o la demanda genere el precio y las ganancias que determinado producto tiene; nadie puede alegar el daño propio o daño futuro, o el daño de las futuras generaciones, para garantizar derechos a otros; ya que es una contradicción lógica e inhumana. El estado es el claro ejemplo del contrato social puesto en práctica dónde nos ponemos de acuerdo para que organice, regule y ejerza los controles pertinentes para la convivencia en comunidad. Donde el respeto y sentido por sus leyes y normas provienen del sentido de justicia de las mismas, una justicia que hay que cuidar celosamente para que no produzca excesos que siempre son violentos y violatorios de derechos, de ciertos sectores de la población. Cuando el capital se concentra en fondos de inversión y en paraísos fiscales donde no vemos un retorno para el bien común, los que tiene fines meramente lucrativos, que llegan a acumular tanto capital como un estado y por lo tanto pueden tener mucho poder e incidencia sobre los gobernantes, poniendo en peligro sus instituciones y modos de vida, destruyendo su cultura; apoderándose de los recursos que necesita para que la población pueda subsistir dignamente, desequilibrando de la balanza de la justicia y por lo tanto del derecho. Es el pueblo soberano el que da facultades delegadas a ciertos individuos meritocráticos para que desarrollen todo su potencial y obtengan las ganancias merecidas sin embargo esas facultades delegadas no pueden ser mayores al equilibrio necesario para que el conjunto de la sociedad pueda desarrollar las suyas propias.




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