Encendiendo violencia solo aviva el conflicto
En un programa informativo de la TV un periodista nombró 85 veces a Cristina Kirchner, después de echarle todas las culpas del mal y la corrupción en este país, Feinmann llegó a decir ¡que gran país sería si Cristina no estuviera! y así varios programas, varios periodistas, día y noche repitiendo las mismas paparruchadas, la gente que se manifestó en contra de ella una vez lo hizo con bolsas mortuorias, horcas, guillotinas, hasta hubo una señora solicitando un sicario, otro señor pidiendo sangre, un grupo tirando piedras a su despacho, como esto no generaría sentimientos de odio, todo montaba una repulsión dirigida hacia una persona, todo indicaba que desencadena una acción violenta contra ella, no hay que ser psiquiatra o adivino. Acá hubo un muerto que resucitó, el hecho se consumó, no logró su cometido, pero llegó a gatillar dos veces el arma calibre 32 automática, con cinco balas en el cartucho, contra el rostro, ni más ni menos que de la vicepresidenta de la nación, antes de eso habían llenado su cuadra de policías, golpeando a su hijo, al gobernador de BsAs, legitimando acciones violentas contra un supuesto forajido que es lo que da a entender ese cuadro, incluso luego se dan el lujo de publicar como se debe cargar una arma correctamente en un periódico reconocido. Hay gente que fogonea el odio, que lo provoca, las palabras tienen poder, son eventos, hacen cosas, cambian cosas, transforman tanto a quien la dice como a quien las oye; en la edad media se tildaba de bruja a una mujer y se la quemaba en la hoguera, la gente asistía a ver el espectáculo creyendo presenciar un acto de justicia. “Lamentablemente no ensayo antes”, dijo el amigo del Sicario, y muchos compartieron la emoción, hasta un cura salió en las redes hablando del hecho acusando de cavernícolas a quienes la defienden. Jesús decía que enojarse con una persona ya es estar en falta, lo mismo que desear el mal al otro, incluso su muerte, es matar con el pensamiento; hay una película coreana, Along with the gods, donde el personaje va un juicio al infierno, se preguntan cómo había llegado ahí si él no había matado a nadie, el que lo acompañaba le explica: _ toda alma es juzgada por la violencia, engaño, injusticia, crueldad, indolencia, se toma en cuenta lo que la persona hizo en vida, si las acciones causaron la muerte de alguien indirectamente serás juzgado igual, debes hacerte responsable por eso _ tampoco hay que hablar mal de otro en las redes le explica el otro guía; es ficción, pero claramente las acciones, palabras, e ideas de culpabilizar, injuriar, dañar la imagen pública, ultrajar su paz y privacidad, ofender a sus familiares y amigos, deshonrar su cargo, perjudicar su carrera política, y vulnerar a sus allegados, convirtiendo a esa persona en una enemiga pública harán desencadenar una ola de violencia contra ella, es hora de que cada uno se haga responsable de lo que dice y que se atenga a las consecuencias jurídicas. Lamentar que el hecho no se hubiese concretado, que Cristina no hubiese muerto acribillada por un balazo en su rostro es miserable, que haya sujetos que todavía consideren el fusilamiento como solución a los problemas de un país. Aceptar y consentir el asesinato como recurso para quitar a un oponente político, es transformar la lógica bélica como solución a los problemas, esa es la estrategia cavernícola para quedarte con la comida. Muchas veces ha pasado en la historia, y lo único que se consigue es beneficiar a unos pocos y retrasar el progreso que luego renacerá como la primavera después del invierno. Tanto la democracia, como la política son intentos de erradicar la lucha armada para obtener los recursos o tener la razón, el derecho debe marcar la cancha, pero con jueces imparciales.
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