Adorno Social




                     

  
  Hay refranes que llevan mucho de sentido común, siempre que llovió paró, no por mucho madrugar amanece más temprano, a borracho o mujeriego no le des a guardar tu dinero, a buenos ocios, malos negocios. Hay personas con pensamiento simple, de causa efecto, compro, pago, plantó, crece, estudió; alcanzó, voy, llego, es lógico, pero cuando la moral se materializa en este simplismo, que no logra analizar la cadena de causas que llevaron a determinado resultado, se transforma en pensamiento binario, de buenos y malos, tan caracterizados en el cine hollywoodense, que no logra ver los matices, ni explicar la desertificación del suelo o el aumento de los mosquitos o de la desocupación. Los beneficios de vivir en una república no los lograría el hombre en su individualidad, pero no pueden apreciarse en la lógica de la meritocracia. Hay un montón de hechos que llevan a determinados resultados, en lo político y social, si no se hace este análisis no se puede comprender los hechos, puede ser que en física, en química, ante determinada fuerza, o producto, se produzca tal reacción, pero en lo social, lo que lleva a esa reacción este ligado a muchos motivos; no se puede ser simplista; hay analizar muchas variables para que un acontecimiento se dé, tampoco se puede pensar que con una medida se resuelven los problemas, porque las causas están concatenadas, así como la cadena de producción depende de muchos factores, el desarrollo del ser humano también. El cerebro es holgazán y la prensa es tendenciosa, la gente piensa de manera simple porque se ahorra la angustia de la duda, se quita la responsabilidad de sentirse culpable de hechos negativos producto de sus malas elecciones. Echar la culpa a los otros es más fácil, sentirnos en el camino correcto que nos llevará al cielo,  con la moral que nos posiciona por encima de los demás se vuelve un lindo adorno social, pero cuando no está acompañado de la verdad, la justicia y el derecho, es pura basura. El derecho cuando se vuelve el instrumento de la clase dominante, oprime, la justicia cuando se vuelve el brazo del poder, pierde su ecuanimidad, y la verdad cuando no es contrastada por la realidad, es una dulce mentira, que se vuelve un amargo sabor. 


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