Ir a votar
Tenemos que ser conscientes de que podemos ir a votar libremente. Elegir, con todas las limitaciones y críticas que se puedan hacer, sigue siendo elegir, capacidad del ser humano que lo vuelve humano, de lo contrario se cosifica. Antes para derrocar al rey injusto había que hacer una guerra, hoy simplemente se pone el voto en la urna. Millones han muerto durante la historia para que nosotros podamos ir a hacerlo, por eso también es un acto de reconocimiento a las batallas y discusiones que se han librado para que esto sea un derecho constitucional. Cada vez que se realizan las elecciones es una fiesta para la democracia; poder elegir a los que nos representan no solo es un acto de libertad sino de dignidad, que se ejerce cada 4 años pero que habría que peticionar a las autoridades todos los días para que las promesas no solamente se queden en palabras, y no se olviden de sus obligaciones, porque gobernar, es ocuparse para que todos puedan tener una vida digna. Por eso hay que participar en esta fiesta, porque todos estamos invitados, aunque hay muchos cumplañeros y una sola torta, debemos elegir a quien la reparta mejor. El arte de la democracia es el arte de repartir, quien reparte más justamente los recursos, más democrático será, porque muchas veces pasa que el que parte y reparte se queda con la mejor parte; el termómetro de la democracia es la brecha entre ricos y pobres. Cuando a través de las armas se intenta repartir el filo de las bayonetas termina cortando las manos de los gobernados. Ir a votar es decir no al los totalitarismos, a los militarismos, a los feudalismos, estamos haciendo un acto de credulidad en el ser humano, la que muchas veces se defrauda, pero que no por eso hay que dejar de trabajar por un presente mejor. No hay políticos magos, no hay varitas mágicas que cambian de un día para el otro la economía, como muchas veces se desea y se critica absurdamente; la economía depende de muchos factores, se va haciendo como el trabajo de campo, se prepara la tierra, se siembra y luego se cosecha, y esto lleva tiempo. La idea es tener buenos frutos, gracias a la inversión en buenas semillas y la buena semilla es producto de la educación. La democracia no se termina en el día de las elecciones, es algo que se va construyendo día a día, siempre es dinámica, y cómo las cosas que tienen dinamismo, siempre hay que mantenerlas, cuidarlas y al igual que las aviones chequear que todo funcione para que no termine estrellada.
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