Horoscopo político
Cada vez más personas ven a la política como una suerte de horóscopo, donde se puede prever lo que sucederá en el futuro; pero las predicciones dependen de periodistas o candidatos enojados que golpean la mesa como si tuvieran la piedra filosofal, convencen más que la lógica y la matemática, hasta la economía se la deja librada a emociones. Se cree que los resultados económicos dependen de sensaciones, sentimientos que tendrán efectos como el de hablarle a las plantas, los que son utilizados por los grupos de poder a su favor. El estado de derecho es un contrato social donde la población se pone de acuerdo para poder vivir pacíficamente, se acuerdan derechos y obligaciones buscando repartir con justicia los recursos, respetando libertades; garantizando la igualdad sin la cual el sistema democrático no puede funcionar, el pueblo es el soberano, ya aprendimos a dejar atrás los caprichos del rey. El estado de derecho como toda organización humana es vulnerable a intereses mezquinos, basta solo con ver la distribución de la riqueza en el mundo, de la tierra en Argentina o de los bancos en pandemia, pasa en la economía capitalista que grupos monopólicos van creciendo a pasos agigantados devorando todo a su paso, los que se van volviendo cada vez más fuertes e influyentes, terminan imponiendo su impronta logrando capitalizar mucho poder económico como político, “si no es lo mismo,” determinando el rol que deben jugar los diferentes actores sociales y políticos, se aceptan por ejemplo porcentajes de pobreza que son una contradicción al sistema, lo que termina afectando a las instituciones y a sus funcionarios. Como son los dueños de comunicación pueden tergiversar la realidad, hacen que la oligarquía timocrática luzca como democracia republicana o viceversa, o que políticas individuales luzcan como sociales o viceversa, incluso reciben el apoyo de personas que viven en la precariedad los que creen en su espectáculo. Esos grupos hegemónicos imponen un ethos, una cosmovisión social, que no deja relucir el sentido social del estado de derecho, candidatos que dicen buscar el bien común, luchar contra la pobreza, bajar la delincuencia, la inflación, aumentar el empleo, no hacen nada para cumplir con sus promesas, pero cuando se analiza detenidamente sus iniciativas son todo lo contrario. Aprovechan que cada vez las personas pasan más tiempo con pantallas, las que están plagadas de mensajes subliminales, se entretienen más y se leen menos; sin lectura no puede haber pensamiento crítico, lo que hace que voten apariencias y que su esperanza nunca se cumpla.
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