Derechos para pocos
Hay personas que nacen con derechos y otras que no, algunos nacen con estrellas y otros estrellados. La Constitución Nacional garantiza los derechos para todos los habitantes de la nación Argentina, hacer análisis excluyentes es casi negatorio de la letra de la ley, es primordial que los habitantes de este suelo nos comprometamos para cumplir con los objetivos que han establecido nuestros Constituyentes y que permiten nuestra organización y convivencia. Si alguien por su mérito individual logra crear a su derredor una atmósfera que le permita gozar de los derechos primordiales, es deber suyo promover que esto se vaya multiplicando en la sociedad, pero para ello debe ser consciente de la conexión que existe de su existencia con la de los demás, y que su mérito es dado gracias al aporte de los que lo han hecho posible, negar la alteridad y la gregariedad de nuestro ser, es ir contra natura. Los que tienen derechos hacen todo lo posible por mantenerlos, el sistema les da recursos, poseen el capital, una educación para que puedan seguir gozándolos, y mantener el statu quo, de una sociedad estratificada, donde millones quedan viviendo en condiciones infrahumanas; esto es algo que corresponde resolver a todos los integrantes de la sociedad no solamente a los que integran el gobierno, hay que dejar de pensar con el bolsillo no se puede medir el éxito de un país por el volumen de la billetera, sino que hay que tener un plan a largo plazo y una visión compartida. Pero qué hacemos con los que quedan fuera de los derechos, de trabajar, de tener una vivienda, a la protección social, a la educación, a la alimentación y a la soberanía alimentaria, a la sanidad, a un entorno saludable; es misión del ser humano intentar que las personas puedan gozar de los Derechos inalienables e imprescriptibles, inherentes a su condición de ser humano, es la finalidad de la política y de la economía intentar conseguir estos derechos. Pero siempre habrá lobos vestidos de oveja, que quieren solamente su beneficio, y es tarea de todos levantar la cabeza, saber diferenciarlos del resto, y neutralizar esa amenaza. Si cada vez que los pobres votan a representantes que trabajan para devolverles sus derechos y otros se sienten invadidos de perder sus prerrogativas, hacen todo lo posible para que se evite vivir con mayor justicia y solidaridad social difícilmente las sociedades podrán llevar adelante ideas progresistas que los ayuden a solucionar el problema de la pobreza, vivir en sociedades más igualitarias, con mayor dignidad, felicidad y dicha de sus habitantes.
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