
Esto lo
cambia todo, un libro de Noami Klein, que recomiendo, el que nos advierte sobre
las consecuencias del cambio climático. Pero el título, marca una diferencia,
porque como bien lo pensó, en la vida hay cosas, acontecimientos, pensamientos,
actitudes, conductas, que lo cambian todo, que no pueden volverse para atrás.
Pero en esta ocasión solo quiero pensar en esas grietas mentales que se
generan, a través de los sesgos de confirmación, donde una persona se
autoconvence, se aferra a su verdad, pero siempre son parte de una elección
personal, de una aceptación, de una confirmación subjetiva con esa idea, donde
solo se necesita afirmar o negar algo categóricamente, para que la otra opción
quede como la errada y falsa. El ser humano prefiere una mentira que consuela a
una verdad que duela, prefiere elegir una apariencia a quedarse en la duda
existencial, con la desesperación que conlleva como lo pensaba Kierkegaard, o
prefiere aliarse al poder sin cuestionar sus premisas como pasó en el Nazismo y
sigue pasando con hechos carentes de legitimidad. Esta decisión es milimétrica,
pero hará que lo cambie todo, como lo son las decisiones de vida o muerte, como
apretar o no el gatillo, o tirarse o no a la pileta, pero también, los hay no
tan trascendentales, como es la aceptación de un paradigma económico o
político, el que muchas veces se adopta como el verdadero y veraz porque
protege intereses de un sector o grupo que se beneficia de ello, que necesita urgente
una definición, una adopción ideal, que hace que lo cambie todo. Como en el
tema del aborto, nadie sabe a ciencia cierta cuando aparece el alma en una
persona, incluso hay quien niega su existencia, pero la decisión de estar a
favor o en contra del aborto, que puede estar cargada de historia e implicación
personal, es una elección milimétrica que lo cambia todo, y no hay vuelta
atrás, y una vez tomada la decisión, como cuando el carpintero que sabe que
puede medir siete veces pero cortar una, surge la querella en defensa de esa
idea, y se va solidificando en la mente que la otra postura deja de ser una
opción viable, y en ese punto ya nadie se puede poner de acuerdo, únicamente la
fuerza de la ley y el peso de la mayoría. Hable con muchas personas al respecto
y cuando ya tomaron la decisión, la idea, el razonamiento, como una sentencia
del fuero personal, se vuelve en ley moral en la persona. Pero cuidado que a
veces puede estar cargada de filosofías contemporáneas pensadas por un mercado
alienante y seductor de la conciencia que prefiere la inercia del consumo al
encuentro con el otro.
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