Política egoista
Quieres conocer a un hombre, dale poder, la fortuna no cambia al
hombre, simplemente le quita la máscara. Todos tenemos instinto de
supervivencia, pero algunos lo tienen tan exacerbado que quedan atrapados en la
telaraña de su egoísmo, solo piensan en sí, en sus intereses y en cómo sacar
partida en donde estén, la política solo le interesa como manto de inmunidad y
como llave a las arcas del estado. Pareciera como si quisieran volver a la
etapa uterina, donde estaban protegidos y nada temían, pero la evolución va de
la mano de la cooperación y de la comunicación, cuanto más egoísta es un
hombre, mas primate se vuelve, al contrario cuanto más altruista, mas eleva su
humanidad. Por eso al ser humano cuando le das poder le quitas la máscara porque
en el poder no se resiste a sus tentaciones, y deja mostrar su lado débil, están
tan ensimismados que no logran ver sus errores y cuando fallan echan la culpa a
los otros. Lo curioso del hecho es que la moral ha pasado a ser el camuflaje
con el que muchos consiguen sus intereses particulares, la moral se la sacan y
se la ponen como un traje que según convenga usan o no, de hecho es factor
determinante en las campañas políticas, de moral muchas veces están camufladas
las malas intenciones. Solo el tiempo va mostrando quienes son realmente, y el
poder que detentan termina por mostrar su verdadero rostro. No pueden analizar su
conducta porque no aceptan críticas, pues en vez de verlo como una oportunidad,
lo ven como rasgo de debilidad, el ataque es su mejor defensa, lo que los
vuelve más intolerantes, la transparencia de su gestión la dibujan con bellos
colores y queda escondida detrás del arco iris. Tienen poca empatía porque
aprendieron a pensar con frialdad, y encuentran rápidamente los justificativos
de su actuar; las personas solo son medios con el que pretenden conseguir sus
fines. Por eso la democracia es el único recurso que tenemos para enfrentarnos
a ellos, porque podemos elegir, exigir, expresar nuestras ideas, y sacarnos de
encima a quien solo piensa en sí. La política es el arte de conseguir lo bueno,
armonizando los intereses difusos para que apunten a los mismos objetivos de un
pueblo, el poder es la herramienta, que cuando es utilizada para otros fines egoístas,
hay que devolverlo a su verdadero cauce.
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