Donar Organos es salvar vidas




¿Eres donante? Si o no. Es una pregunta que te hacen al sacar el registro de conducir, recuerdo que la primera vez que me lo preguntaron, ni se me pasaba por la cabeza donar órganos, porque el hecho de pensar mi muerte me parecía una broma de mal gusto. Hace poco pregunté a una persona adulta si era donante y me respondió: ni loco. Sin juzgar a las personas que no han querido donar los órganos de sus parientes fallecidos, porque la muerte de un ser querido impacta de manera diferente en las personas, no se puede juzgar a nadie. ¿Eres donante? Me hizo pensar, si donar órganos es salvar vidas, ¡porque no hacerlo! No hay que esperar a una situación límite para decidirlo, hay que predisponerse psicológicamente, estar dispuestos, somos seres contingentes, que en cualquier momento podemos sufrir algún accidente, que nos de muerte cerebral, y con nuestros órganos podemos continuar con la vida de otros, hacer su vida más digna, es un gesto de humanidad donar los órganos. Quizá algún día necesitemos un órgano de otro que también dijo que sí; he visto como una madre pudo seguir criando a su hijo gracias a que apareció un donante, no solamente se salvo la madre, se salvó el hijo de no tener la madre a su lado, y así hay muchos casos. Nuestro cuerpo es como una computadora, una vez que se muere el disco rígido, se puede tirar todo a la basura, pero el monitor, el mouse, el teclado, el gabinete, la disquetera, las tarjetas de ram, etc, pueden servir para otras computadoras, lo mismo pasa con el cuerpo, una vez que el cerebro no funciona, si podemos solucionar el problema de otros, en buena hora. La paradoja está en que si somos egoístas, debemos donar órganos porque por ahí algún día nosotros lo necesitamos, y si somos altruistas que mejor que salvar una vida con algo que ya no usamos. El cuerpo es el recipiente del alma, una vez que esta no está allí, es polvo y en polvo se convertirá, pero si puede alargar la vida de otros, es vida y en vida se convierte. El cuerpo es la herramienta del espíritu, una vez que este no está allí, ya no lo necesita, y si el cuerpo puede ayudar a otros espíritus a permanecer por un tiempo más compartiendo, amando, viviendo, porque no dar esta oportunidad al que lo necesita. No hay otra opción, hay que ser donante, no podemos hacer nada contra la muerte, pero le podemos quitar una sonrisa, no permitiendo que se lleve a otros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Efecto Hawthorne

Comer, coger y dormir

Todo preso es político...