Lo no resuelto explota

Las cosas no resueltas se manifiestan en la vida de las personas todo trauma hecho o conducta que genera un daño a otro impacta de manera directa sobre la persona que lo comete y sobre las futuras generaciones, allegados de esa persona, si la persona no logra redimir su culpa cargará con el peso y lastimará a otros sin darse cuenta. Si el mal fue infringido sobre uno, la cuestión pasa por el perdón, pero si uno es el que ejerce el mal, la forma de superar es confesar el mal, darse cuenta que tal conducta o hecho genera un daño a otros o a uno mismo, pedir perdón y buscar la manera de no volver a cometerlo. Para poder convivir con esa culpa el cerebro generará mecanismos de defensa así justificar esas acciones, aunque malas pueden ser interpretadas como buenas, pero al querer engañar la verdad, la persona creará narrativas para vivir en una relativa paz, la que sin embargo siempre estará atravesada por la falsedad, la mentira, el enojo, la ira, y el miedo, ya que son producto de la imaginación, pero el cerebro estará todo el tiempo buscando la manera de obviar ese pesar, pensarán que el tiempo lo cura todo, sin embargo solo ostracifica, puesto que le genera angustia, pero al querer cambiar la angustia por interpretaciones convenientes, nunca logran vivir experiencias nutritivas, lo que esa persona buscará a través de opiáceos o cualquier tipo de entretenimientos, calmar su malestar  y no de la verdad material de lo que pasó y generó consecuencias negativas para otros y para la persona que las cometió, las que muchas veces también encuentra un falso consuelo que puede degenerar en algún tipo de perversión. Esa narrativa logra una interpretación de la realidad subjetiva, que al volverse un hábito queda arraigada en las ideas fundamentales del cerebro por lo que este va perdiendo la plasticidad para comprender otras formas de pensar, para interpretar los hechos de otra manera, lo que va convirtiendo a la persona en un ser reaccionario y violento, que es capaz de justificar desde un golpe hasta un genocidio. La única manera de sanar el mal hecho en el pasado, por la persona o por afinidad o parentesco, es reconocerlo, intentar no volver a cometerlo, asumir la responsabilidad del hecho, ver las consecuencias y las trascendencias negativas que han generado, hasta tanto no se haga ese trabajo de catarsis los daños seguir transmitiendo de generación a generación, hasta que aparezca la persona que tenga el valor de asumir la responsabilidad de lo hecho, tomar conciencia y pedir perdón, cosa que conlleva muchas veces pérdidas materiales e incluso la libertad, no será fácil, porque el mecanismo para la supervivencia lo reconoce como un daño para el ego y tratara de defenderse de todas maneras. Personas que llegan al poder sin sanar esa parte, ven a otros como enemigos, culpables del mal, cuando la idea es reconocer la individualidad de los demás y respetar su humanidad, teniendo el compromiso de construir cooperativamente un entorno bueno para todos, palabra que no logran comprender, cuanto más resuelva las malas acciones más tolerante y comprensivo será, cuanto menos lo haga más impertinente, duro, fanático, intolerante, será. Hasta llevan a sus pueblos a la guerra, peleas, pobreza,  por no haber tenido la capacidad de superar sus malas acciones, todo lo cooperativo queda diluido en su persona, y el miedo al ataque.


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