El
papa Fransisco en la Enciclica Laudato Sí, critica
el paradigma
tecnocrático; la vida pasa a interpretrase bajo sus parametros, en la
economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito, sin
prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano; el
hombre que posee la técnica sabe que, en el fondo, esta no se dirige ni a la
utilidad ni al bienestar, sino al
dominio; pero aparecen diversos
síntomas que muestran el error, como la degradación del ambiente, la
angustia, la pérdida del sentido de la vida y de la convivencia. Otra crítica
lo hace sobre
el antropocentrismo si el ser humano se declara autónomo
de la realidad y se constituye en dominador absoluto, la misma base de su
existencia se desmorona, porque, en vez de desempeñar su papel de colaborador,
lo juega como conquistador y ello provoca la rebelión de la naturaleza. Cuando
el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta
a sus conveniencias circunstanciales y todo lo demás se vuelve relativo; el
relativismo
práctico, empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como
mero objeto. Es la misma lógica del usa y tira, que genera tantos residuos
sólo por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se
necesita. Esas interpretaciónes nos llevan a l
a Inequidad planetaria; los
efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre; pero
hoy no podemos dejar de reconocer que
un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la
justicia
en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar
tanto el clamor de la
tierra como el clamor de los pobres. Es posible limitar la técnica,
orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más
humano, más social, más integral. La Biblia enseña que cada ser humano es
creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (
Gn 1,31).. Esta
afirmación nos muestra la inmensa
dignidad de cada persona humana; el
Papa exclama: “
A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa
dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle”.
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