Linera



En Clacso, Álvaro García Linera expresó: La Izquierda en el continente latinoamericano ha representado nuevas formas de gobernabilidad; hay estabilidad en los países no solamente con coaliciones políticas partidarias sino con mayoría parlamentaria, mayoría callejera, se gobierna tanto desde el parlamento como desde las calles,  la unidad de ambas da gobernabilidad a los gobiernos progresistas. Los gobiernos progresistas tuvieron la virtud de haber construido historias culturales previas, Gramsci dijo que cualquier victoria política, militar requiere previamente victorias culturales, desarrollados en los distintos ámbitos de la vida, en la universidad, en los medios de comunicación en el barrio, en la actividad cotidiana, en la familia etc. El progresismo ha resuelto sobre la marcha una dicotomía entre progresismo y libertad, se ha logrado el respeto de las libertades republicanas, libertad de asociación, libertad de pensamiento, libertad de formar voluntad política nacional mediante las elecciones. Frente a una lógica de determinismo histórico en el que había un solo sujeto promotor del cambio, y el resto de la sociedad solo acompañaba, ha promovido articulaciones sociales contingentes, plurisectoriales, multi identitarias, y pluricivilizatorias, obreros, indígenas, barrios, mujeres, jóvenes, profesionales, campesinos, en articulaciones en la que no hay un sujeto mandado a dirigir y a conducir al resto; no hay un solo sujeto articulador, sino que las transformaciones sociales son construcciones sociales y flexibles. El progresismo impulso formas alternativas de gestión económica posneoliberales, se ampliaron los bienes comunes tanto estatales como sociales, formas selectivas de globalizaciones y de mercado interno, nuevas formas de soberanía económica, financiera, control de los bancos, un banco central que maneja su moneda. Militar, al no promover bases norteamericanas en el continente. Política, al no tener detrás embajadas extranjeras que definen el destino de los países. Los progresismos tuvieron la virtud de impulsar políticas de integración y de soberanía continental, para que ni el FMI, ni los EE.UU. ni la U.E. nos tengan que decir que debemos hacer. Lenin decía que la política es economía concentrada; la clave de un gobierno progresista es una buena gestión duradera de la economía, crecimiento económico, redistribución de la riqueza. A la izquierda un error en economía les cuesta el gobierno, a la derecha se lo toleran, es parte del sentido común conservador que vuelve tolerante ante fuerzas conservadoras, la izquierda no tiene derecho a equivocarse. Otro elemento es la debilidad de las transformaciones del sentido común, criterios morales, procedimientos lógicos que hacemos sin reflexionar sobre ellos, el sentido común es lo más importante en la política, en el fondo la política es una lucha por la conducción del sentido común, y los gobiernos progresistas supieron estar en el momento preciso en el que viejo sentido común se resquebrajó, que apostaba al mercado, a la globalización, delegaba en personas o partidos la solución de la pobreza. Cuando se llega al gobierno, si no se hace un esfuerzo planificado en educación, en la salud, en la vida cotidiana, en los medios de comunicación, en el teatro, en las gestualidades, en la familia, en la simbologias, en el orden moral del mundo, el viejo sentido común se vuelve a reconstituir, y desplaza al nuevo sentido común progresista superficial. ¿cómo es posible que compañeros que salieron de la pobreza voten en contra de un gobierno progresista? hay que asumirlo como debilidad y como lección. Hay continuidad de los procesos progresistas, en tanto satisfagan necesidades crecientes, en tanto transformen ininterrumpidamente las pautas del sentido común conservador, que gobierna el 95% de nuestros procedimientos cerebrales.  No es posible un crecimiento económico que sea a la vez un decrecimiento ecológico. El neoliberalismo tiene dos límites intrínsecos, es fosilizado, porque repite las viejas recetas que fracasaron económicamente y es enfermizo, porque moviliza odios y resentimientos, odio al pobre, a los sindicalistas, a los trabajadores, a los inmigrantes. Por eso el progresismo tiene que prepararse para tomar el poder en los siguientes años.




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