Igual Desigual
Nuestras sociedades se están volviendo timocraticas, donde gobiernan los que tienen capital; grandes sumas de capital son heredadas, creando oligarquías dinásticas que sofocan las democracias. El derecho nos permite vivir en sociedades civilizadas, uno de los principios del derecho es la justicia; no puede haber derecho sin justicia y viceversa. Cuando el capital se concentra en pocas manos, el derecho desaparece y rige la ley del más fuerte. Lo evolucionado de una sociedad no se debe medir por el PBI sino por el grado de igualdad en la que viven sus habitantes, bajo este parámetro Cuba estaría más evolucionada humanamente que los Estado Unidos. Estamos viviendo en sociedades donde la igualdad que proclama la democracia es sólo una ilusión que los medios dominantes nos hacen creer que vivimos. En el libro el Capital de Thomas Piketty dice que “la economía está tan concentrada que gran parte de la sociedad está virtualmente inconsciente de su existencia. Por lo que el verdadero control de la economía no pasa por gobiernos, sino por los antojos de este pequeño porcentaje de población mundial que posee la mayoría del capital”. En una entrevista Piketty dijo: “Una de las conclusiones más importantes de mi investigación histórica en desigualdad es que necesitamos una institución democrática más fuerte, una institución fiscal fuerte, pero además, instituciones sociales y educativas para mantener la desigualdad bajo control, para asegurar que las fuerzas poderosas del mercado y las fuerzas capitalistas puedan traer innovación y reglas, beneficiar a todos los grupos sociales y para que la distribución no sea muy extrema a largo plazo”. La felicidad no es proporcional a los ingresos, por suerte, es un estado del alma que se siente cuando el ser humano se siente contenido emocionalmente, en una tribu en la selva, en un pueblo o en la ciudad, siempre que el ser humano se sienta acompañado, respetado y apreciado, se sentirá feliz, porque sabe que tiene todo lo que le permite superar los obstáculos que aparecen en el camino, y aunque el dinero le ayude a saltar algunos más fácilmente, muchas veces esa bondad le genera liviandad y pusilanimidad que le termina jugando en contra. Una sociedad feliz solamente podrá serlo donde la gente tenga igualdad de condiciones y oportunidades; en la desigualdad siempre reinará el conflicto, la revolución y la búsqueda de la justicia, pues en los genes de la humanidad está escrita su libertad, y sin un grado de igualdad no puede haber libertad.
Comentarios
Publicar un comentario