
Culpable, cayó la sentencia sobre el Presidente de Paraguay Fernando Lugo, por las muertes producidas por un desalojo violento de campesinos sin tierra. (La violencia genera violencia) Quedó responsable del hecho, o mejor dicho fue el chivo expiatorio, pues hay responsables directos de lo que sucedió, pero más acertado es decir que fue la excusa con que la oposición se lo sacó de encima, pues según informes de Wikileaks era un plan que lo habían premeditado desde que Lugo asumió, solo estaban buscando el momento. Una paradoja, un Presidente preocupado por encontrar algún pedazo de tierra para que los campesinos no vivan en la indigencia es destituido por un desalojo violento de campesinos sin tierra, con una patada decente de la constitución. Montesquiu pensó la división de poderes como una manera para que el poder controle al poder, claro que siempre lo pensó del lado de la Aristocracia Europea, para que la Aristocracia controle a la Aristocracia, y el pueblo relegado solo sea un pobre espectador, pero esto no es Europa, y no es el 1700. Es Latinoamérica, ex colonias Europeas. La democracia así es un pretexto para que la Aristocracia sea la que dirija sabiamente al pueblo. Lugo siempre representó a la mayoría del pueblo paraguayo, en el último Censo Agropecuario, correspondiente al 2008, muestra que sólo el 2% de los propietarios concentran el 85.5% de las tierras, a la vez que 300,000 familias campesinas no poseen un solo metro cuadrado de tierra para cultivar. De esta proporción, el 80% de las tierras aptas para la agricultura está en manos del 1% de los propietarios, y sólo el 6% está en manos de pequeños agricultores con menos de 20 Ha de tierra cada uno (alrededor de 260,000 familias en todo el país). Ese 2% de propietarios fue el porcentaje que lo destituyo, ya que es el que tiene mayoría en el Congreso, aunque suene raro parece acertado decir que en sociedades tan polarizadas el Derecho solo es un instrumento de la clase dominante. La Democracia en teoría es el gobierno del pueblo, pero como vemos no necesariamente, pues hay intereses que priman muchas veces sobre la mayoría, y la historia posee muchos ejemplos de ello. Por eso en teoría la medida constitucional que destituyo el presidente legítimo del Paraguay con un juicio expedito violatorio de las normas del debido proceso, no condice con los principios constitucionales del derecho, lo que genera una gran contradicción que está por resolverse o taparse, ya que el tiempo hace olvidar lo que debió hacerse, como vimos en Honduras donde su Presidente legítimo, elegido democráticamente nunca más volvió a su sillón presidencial, porque el congreso apoyado por un norte sin brújula, considero que tenía el derecho para quitarlo, sin respetar la voluntad popular. Que esto pase en Latinoamérica hoy en día es una vergüenza, porque huelen a golpes de estado, que flaquean las democracias y las instituciones, que nos vuelven pobres e ignorantes, lo que antes se hacían con violencia hoy son camuflados con la ley y el orden, pero aunque no se derrame sangre, los grillos de la libertad vuelen a apretar los pies de los sin tierra y los más pobres. Como canta Silvio: “Que fácil es engañar al que no sabe leer cuántos colores, cuántas facetas tiene el pequeño burgués. Qué fácil es trascender con fama de original pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar, que fácil de apuntalar sale la vieja moral que se disfraza de barricada de los que nunca tuvieron nada qué bien prepara su máscara el pequeño burgués”.
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