Machete
Corriendo dejo la comisaría atrás, las preguntas de los presentes la habían asustado, con solo trece años tenía que explicar los sufrimientos a los que la había sometido su padre, la maestra de la escuela especial no pudo alcanzarla. Ya se sentía el calor del verano en la tierra colorada, su madre estaba contenta con su segundo matrimonio, escondía los golpes con el pelo o algún pañuelo; creía que su compañero era bueno, solo que cuando volvía del bar era otra persona; tenía trabajo seguro en el aserradero, ella con cinco hijos, había quedado embarazada a los trece años del primero al igual que su hija, por lo que tuvo que dejar la escuela. Tras el abandono de su primer marido, conoció al hombre con los que tuvo otros tres hijos, la hija había cumplido los trece, ella sabía que el marido corrompía su inocencia, pero qué podía hacer, ya no necesitaba tarefear (cosechar yerba mate con la mano) o mandar a mendigar a su hijos para conseguir un poco de harina y aceite. Muchas veces los hijos se escondían en el yerbal hasta que se le pasaba la borrachera. Un día con unas cadenas pegó a sus hijos, profiriendo palabras hirientes. Los hermanos grandes no soportaba mas ver llorar a su hermana, ni el dolor de sus cuerpos, decidieron que pondrían fin a su calvario, lo esperaron un día con el machete que utilizaban para desmalezar; de unos cuantos sablazos quitaron todo el alcohol de su sangre. Su madre ahora no cobra más la asignación universal, no puede presentar la escolaridad, todos tienen que trabajar para conseguir lo necesario para vivir.
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