Cuidar la naturaleza es cuidarnos


Vivimos ajenos a la naturaleza, como si estuviera detrás de una vidriera, no imitamos en esto a los nativos que sabían interpretar sus signos. No la entendemos, su fuerza termina ganando la pulseada a la ciencia, porque no le gusta competir, sino convivir, le gusta caminar a nuestra par, no correr. Ojos que no ven, corazón que no siente; para ver y respetar a la naturaleza hay que quererla, para quererla hay que conocerla, si la reducimos a una mercancía, los beneficios que nos da se pueden transformar en lo contrario, porque la naturaleza da, pero le gusta recibir un mismo trato. Hoy en día la naturaleza es tratada como una prostituta, solo nos servimos de ella para saciar nuestros apetitos, para obtener beneficios, pero no nos preocupa lo que será de ella; sin darnos cuenta que somos parte. La naturaleza es madre, y a ninguna madre le gusta que su hogar sea considerado como un hotel de paso. Dios perdona siempre, el hombre de vez en cuando, pero la naturaleza nunca, decía un cura y los excesos se pagan con excesos. Gran parte de la población mundial busca destinos con naturaleza para pasar las vacaciones, porque donde hay naturaleza nos reencontramos con nuestros orígenes, con nosotros mismos, sentir el aire puro es como sentir el primer aliento; cuanto más naturaleza tenga un lugar más bonito nos parece. Pero la ansiedad que genera la competencia del capitalismo, nos lleva a devorar todo lo que se interponga en nuestro camino, personas, plantas, ríos, mares, son consideradas como un botín de guerra,  total pateamos las deudas para el futuro, deudas que se convertirán en dinamitas climáticas que estallaran en cualquier lugar y a “cualquiera”. Dejar árboles a la vera de los arroyos, un corredor verde para que los animales puedan coexistir con nosotros, respetar las zonas selváticas eternas para que los nietos también puedan investigarlas, monocultivos y campos para pastura en equilibrio con el medio ambiente y la biodiversidad, además debe haber un mayor respeto, apoyo a los pequeños y medianos productores que entienden más del lugar que lejanos accionistas que solo ven números. Ya en el 1925 el pionero Alberto Roth en Santo Pipo hablaba de la importancia del cuidado del medio ambiente. Un pensador dijo:“Si proyectas para un año siembra trigo. Si proyectas para diez, planta un árbol. Si proyectas para cien años, instruye al pueblo.” Hay que educar a los niños en el amor hacia la naturaleza o tendremos un futuro desolador.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Efecto Hawthorne

Comer, coger y dormir

Todo preso es político...