
Así como Aquiles prefirió la gloria a una larga vida, Alejandro Magno imito su temperamento y se lanzó a la conquista del mundo, fue un gran guerrero y estratega, de gran valor y carácter que supo conquistar el mundo y el corazón de su ejército que lo seguía hasta los confines del mundo, soportando desiertos, mares y montañas. Uno de los secretos de su éxito, es el legado de su padre Filipo II, este supo preparar un ejército disciplinado y bien armado, pero no solo esto fue la herencia que facilitó su gran éxito militar, su padre había conformado un grupo de ingenieros que se dedicaban a pensar y crear nuevo armamento con el que superar a sus enemigos que en muchas batallas los doblegaban en números y defensas, fue gracias a estos, que pudo romper los muros de la ciudad de Tiro, donde el ejército macedonio no pudo capturar la ciudad con métodos convencionales ya que se encontraba en una isla y sus murallas llegaban hasta el mar. La maña fue más importante que la fuerza. Más allá de esta anécdota bélica de la historia, nos deja una enseñanza fundamental, que si queremos tener éxito en lo que emprendamos, debemos no solamente contar con inteligencia o fuerza, sino que con los elementos adecuados, debemos prever las consecuencias de nuestro accionar, en lo posible contar con un grupo de técnicos e ingenieros que nos ayuden a idear como romper las murallas del fracaso; pensemos en la rueda nomás, cuantos beneficios trajo a la humanidad, Arquímedes dijo dame una palanca y moveré al mundo, los que gobiernan deben decir dame ingenieros y moveré al país. En Latinoamérica los analistas ven que hay pocos ingenieros, y que en esta carencia esta uno de los factores determinantes del atraso de nuestros pueblos, por lo que abrir casas de estudio dedicadas a estas ciencias, como promover su estudio y las tecnicaturas es tan importante como tener buenos caminos, buenos abogados o superávit fiscal.
Comentarios
Publicar un comentario