Votar a los 16

El proyecto de ley oficialista que busca habilitar el voto desde los 16 años, es un proyecto interesante. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, señaló que, de aprobarse, “estaríamos ampliando la frontera de derechos a los más jóvenes”. Por su parte, el titular del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi, aseguró "ya que amplía la participación de los ciudadanos en la política argentina”. La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, consideró hoy que “no es mala idea” que los jóvenes de 16 años puedan decidir si ejercen el derecho al voto. En contra de esta idea se expresó el diputado Fernando Pino Solanas, "el proyecto de ley que impulsa el oficialismo para que los adolescentes de 16 años puedan votar es una burla”; hoy la mitad de los jóvenes están condenados a la desocupación y la falta de capacitación" aseveró. El titular de la CGT, Hugo Moyano, objetó que "los pibes no están preparados" para elegir autoridades. "A la gente no le interesa demasiado que los pibes voten y a los pibes mismos tampoco les interesa mucho" señaló. Votamos para elegir a las autoridades, para elegir un proyecto de país, el país en que queremos vivir. Y porque no permitir abrir la brecha para que también los más jóvenes puedan hacerlo. A caso no son los jóvenes los que siempre se juegan por un cambio, y los adultos siempre están más propensos a aceptar el statu quo para defender lo que ya han ganado. En cambio los jóvenes tienen todo por construir, y en esto están más dispuestos a poner sus hombros, a soñar con grandes utopías, con una mejor humanidad donde quepamos todos, que los adultos muchas veces pesimistas, ya no creen lograr. La juventud está más libre a la cadena del egoísmo, que los adultos que suelen medir la felicidad por los ceros que puedan tener en sus cuentas bancarias. La juventud con poco patrimonio, mas insolvente, pero más creyente, esta tan y quizá en mejores condiciones de apreciar a los candidatos y sus proyectos políticos que los adultos. Ya Aristóteles decía que la mejor manera de aprender es haciendo, y si queremos que los jóvenes sepan votar, cuanto antes mejor. Los que idearon las guerras mundiales, siempre fueron adultos. Los que desforestan y contaminan los ríos, siempre son los adultos. Los que argumentan que pobres habrá siempre, son los adultos. Por eso hay que creer en la juventud. Porque la moral, no tiene edad. Todos tenemos conciencia del bien y del mal, y son los adultos los que suelen hacer ambiguas sus fronteras, los que suelen olvidarse de lo que se propusieron en la juventud. Por eso no hay que preocuparse que los adolescentes de 16 años puedan votar, sino lo que los adultos eligen en el congreso, porque fueron los adultos que regalaron YPF y aceptaron que el 1 a 1 de Caballo arruine a la mayoría de las industrias. Desconfiemos de los adultos no de los jóvenes. Si la sociedad desconfía de sus jóvenes ¿En quién va a creer? Los jóvenes son como el amanecer que no traen otra cosa más que luz y esperanza. Sospechemos más de los adultos que son el parecido a la luna con su parte brillante y su parte oscura.

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